viernes, 18 de febrero de 2011

Cumpleaños infantiles

Dentro de muy poco mi princesa mayor cumple 4 añitos. Así que un año más me encuentro pensando en la manera en la que celebraremos tan importante acontecimiento. En realidad en los años pasados tampoco ha habido mucho en que pensar puesto que la nena era todavía muy pequeña y el mayor dilema era cómo lograr reunir a nuestras numerosas familias.

Sin embargo este año es un tanto diferente porque ya es más mayorcita y empieza a pensar con ilusión en su fiesta de cumpleaños. Pero he pensado tanto... que creo que he perdido un poco el norte.
De repente me he encontrado pensando en invitar a toda la urbanización al evento. Para la tarta finalmente me he decidido a llamar a una empresa de fiestas infantiles que hace unas personalizadas preciosas (y como tampoco hay demasiada diferencia de precio con una tarta normal...).
Hablando con la chica de la tarta, se me ha ocurrido preguntarle por los servicios que tienen de animaciónde fiestas infantiles y me he metido tanto en el tema que hasta he llegado a oirme a mi misma interesándome también por otras opciones de decoración  y catering. Qué barbaridad! Te lo organizan todo! Me ha dicho precios de todo, he reservado la tarta y he quedado en pensar en todo lo demás.
Cuando he colgado el teléfono me he quedado unos instantes quieta, mirando a ninguna parte y lo he visto claro: he perdido el norte. 

En un instante han acudido a mi mente imágenes de los cumpleaños de mi niñez. Unos cumpleaños a los que venían un número escogido de amiguitos, "los más amiguitos de clase" y" los más amiguitos de casa". Era nuestro día especial. El cumpleañero elegía su comida favorita y de postre teníamos Copa Danone!! A clase llevábamos unas chucherías para cada compañero (hay que ver con que orgullo repartíamos las bolsitas....) y después por la tarde los niños acudían a nuestra casa.
Había una merienda de las de toda la vida... No recuerdo vasos de princesas ni sandwiches con forma de mickey.... había medias noches con jamón y queso, papas, gusanitos, aceitunas y esas cosas... que nos hacían una ilusión impresionante porque no las comíamos tan a menudo como ahora. Y por último la tarta, que tampoco tenía ninguna cara de ningún personaje Disney (no recuerdo sentirme desgraciada por ello...)
En estas fiestas además gozábamos de la presencia de 2 animadores de excepción: mis padres, que durante toda la tarde se dedicaban a organizarnos juegos para que estuviéramos entrenidos: juegos con globos, juegos de magia, el gran cuento imaginario, el juego de las sillas, etc.
Cuando todo había acabado y ya nos quedábamos solos, nos sentábamos un ratito en el comedor, agotados de tantas emociones, comentando lo bien que nos lo habíamos pasado. Y Santas Pascuas.

Quiero eso para mis hijas.
No quiero cumpleaños multitudinarios (toda la clase) en un local de bolas.
No quiero cumpleaños que son poco menos que una miniboda.
No quiero que haya tanta gente que acabe jugando con nadie.
No quiero que reciba 25 regalos sentada en un trono con una corona hasta tal punto que al final ya no le interese ni lo que abre porque está mirando el siguiente regalo y que luego no recuerde ni quién le ha regalado qué.
No quiero tener que esconderle la mitad de esos regalos "para que pueda apreciarlos".
Y quiero participar en su fiesta y organizarle yo los juegos y estar con ella y con sus "más amiguitos de casa y del cole".
Por lo menos es lo que quiero ahora... que sólo tiene 4 añitos.
No me malinterpretéis.. no quiero decir que no sean bonitas otras fiestas, sobre todo porque nacen del deseo de todo padre de que nuestros hijos tengan lo mejor y sean lo más felices posible.
Simplemente creo que, a veces, guiados por la pasión de ese legítimo deseo nos excedemos un poco en los planteamientos y que hay momentos en los que de la sencillez pueden nacer los mejores recuerdos.....

2 comentarios:

  1. Creo que harás muy bien trabajándote así esas fiestas de cumpleaños, estarás preparando la capacidad de felicidad de tus hijos...me ha encantado leer tu blog.

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  2. Pienso igualito que Mariapi. Nuestro hijos son nuestros tesoros y siempre queremos lo mejor para ellos, y, a veces nos equivocamos al pensar que una minibodacumpleaños es lo mejor.
    Ella se sentirá feliz simplemene con que le dediques el día, rodeada de sus "más amiguitosW y de sus familiares y papis que tanto la quieren. Algún día lo valorara, si cabe, mucho más, tal y como lo haces tú.

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