miércoles, 27 de abril de 2011

Desconexión....

Es la palabra que invadió mi mente el día que llegamos.

Nos costó salir, vaya si nos costó. Todo un día dedicado a la preparación de maletas: ropa para el frío, para el calor, para ir por casa, para la montaña, para salir a dar un paseo, medicamentos, juguetes para la una, jueguetes para la otra, cámaras varias, cargadores varios, biberones, el carro, el parque, la cuna....en fin como si nos fuéramos para toda una vida...pero así son los equipajes cuando hay niños de por medio. Salimos bien tempranito y el viaje, aunque pesado, fue bastante mejor de lo que esperábamos.

Al llegar nos esperaban mis padres con la comidita preparada y, por lo que he visto en estos días que llevamos aquí, dispuestos a regalarnos unas señoras vacaciones. Yo...lo necesitaba. Ha sido un mes bastante duro, con las exigencias de la vida real apretujándonos por todos los lados. Las nenas malitas continuamente, menos mal que en orden riguroso, con el consiguiente encierro en casa, urgencias varias, noches sin dormir y días de desficio. En los últimos días notaba que necesitaba respirar. Y soñaba con pasar unos días en este refugio de paz.

Cuando acabamos de comer, los abuelos nos dieron su segundo presente, una siesta reparadora donde las haya. Cuando me desperté casi no recordaba ni quién era...

Y tras esto...otro más: un paseo en pareja, los dos solos, cogidos de la mano, hablando de nuestras cosas, respirando el aire puro y fresco de las montañas.


El valle ya no puede estar más bonito. Los restos del invierno conviven en total armonía con la primavera que florece en todo su esplendor; cumbres nevadas, praderas de verdes rabioso y árboles en flor. Un cuadro que te mueve el alma con su espectacular belleza.

Es el tradicional primer paseo al bosque que inaugura una deliciosa semana de familia, naturaleza y descanso. Volveremos con las pilas recargadas!

jueves, 14 de abril de 2011

Tradiciones....

Soy una acérrima defensora de las tradiciones. Me encantan y las necesito. Marcan momentos importantes del año, momentos cotidianos especiales, el paso de las estaciones...

Hay un libro al que quiero mucho y que releo desde hace años (es una pena que ya no se pueda comprar) que se llama "El encanto de la vida simple". Os dejo un fragmento que me gusta mucho:
Uno de los aspectos más importantes de las tradiciones familiares, de los rituales que las familias continúan celebrando año tras año, es que las tradiciones tienen símbolos y las familias necesitan símbolos. Sacas la antigua cristalería, cantas las viejas canciones, rezas la misma plegaria, vas vestido de cierta forma, pones la mesa de cierta manera. Éstos son los momentos incoscientes del ritual familiar que se convierten en redes de seguridad emocional a las que recurres en los momentos difíciles. (...) Las tradiciones son los postes indicadores clavados profundamente en nuestra mente subconsciente. Las más profundas son las que ni siquiera podemos describir, aquellas de las que ni si quiera somos conscientes.
Provengo de una familia rica en tradiciones y por propia experiencia puedo decir que tienen mucho potencial para crear recuerdos felices para nuestros hijos. Con los niños aún se vive todo más intensamente, así que en esta casa no nos saltamos ni una y si podemos creamos alguna nueva.

Estamos a puntito de celebrar la Pascua.
En mi casa celebramos el Domingo de Resurrección. Nos reunimos toda la familia (tíos, primos, abuelos...), casi 30 personas y asamos chuletas de cordero y embutido con alioli. Después se sacan los panquemados y las monas de chocolate (los padrinos regalan una mona a sus ahijados).
También hacemos una "merienda pascuera", que algunos años es en el monte, consistente en longanizas de pascua, huevos duros (se pelan cascándolos por sorpresa en la frente de alguien, a los niños les encanta!), más panquemados, tortas de nueces y pasas, y más chocolate. (Genial para los q quieren perder algún kilito de cara al verano).

Este año además, aprovechando lo que le entusiasma a mi nena mayor "ayudarme" en la cocina, quiero probar a hacer con ella una Mona de Pascua.
Os dejo la receta: (de Pequerecetas)

Ingredientes para las monas de pascua

  • 500 gr. de harina
  • 1 sobre de levadura seca (25 gr.)
  • 1/4 litro de leche templada
  • 100 gr. de mantequilla fundida
  • 80 gr. de azúcar
  • 1 huevo
  • 1 pizca de sal
  • Para “pintar” la masa
  • 1 yema de huevo
  • 1 cucharada de leche
  • Para la decoración
  • Anisetes de colores, bolitas de chocolate, pasas, cerezas para decorar, almendras laminadas…
  • Huevos cocidos pintados con colorante alimentario o huevos de chocolate

Cómo preparar monas de pascua

Ponemos la harina en un bol. Añadimos la levadura seca y lo mezclamos todo bien con un tenedor. Añadimos el resto de ingredientes: la mantequilla (previamente la hemos derretido en el microondas), la leche, el azúcar, el huevo y una pizca de sal. Lo batimos todo bien con la batidora y le damos forma redonda a la masa con las manos, quedándonos una masa como en la imágen.
Masa de la Mona de Pascua
Cubrimos el bol con un paño y  lo ponemos en el horno durante unos 20-30 minutos a una temperatura máxima de 50 grados, dejando la puerta del horno entreabierta con una cuchara de madera, hasta que veamos que la masa haya levado, es decir, que haya aumentado su volumen visiblemente. También la podemos calentar en el microondas cubriéndo el bol con un paño húmedo a 80-90 watios durante unos 8 minutos.
Mientras la masa crece, cubrimos una bandeja de horno con papel vegetal. Una vez la masa ha levado, la dividimos en 4 o 5 partes dependiendo de la cantidad de “monas” que queráis hacer y el tamaño. Aquí tenemos que dejar volar nuestra imaginación para darle forma a la masa con las figuras que queramos. En nuestro caso con la masa hemos preparado 4 figuras distintas: un conejo, una tortuga, un nido y una trenza, pero podéis hacer las que se os ocurra, decorando con bolitas de colores, huevos cocidos pintados, almendras fileteadas, azúcar… ¡Es el momento de la imaginación! Podéis dejar que vuestros hijos os ayuden y os lo pasaréis en grande.
Masas Mona de Pascua
Las ponemos otros 10 minutos al horno a máximo 50 grados, para que siga creciendo la masa. Una vez tenemos nuestras figuras listas, mezclamos una yema de huevo con una cucharada de leche y pintamos las monas con esta mezcla, para que se doren en el horno. Añadimos la decoración que se nos ocurra para acabar nuestras figuras, por ejemplo, nosotros usamos pasas para los ojos, una cereza para la nariz, bolitas de colores, bolitas de chocolate y almendras laminadas para decorar.
Monas de Pascua o Panquemao
Con nuestras figuras ya listas y decoradas, las ponemos en el horno precalentado a 200º durante unos 25-30 minutos, hasta que veamos que están listas y que ha cogido un color adecuado.
Las sacamos del horno, las dejamos enfriar, le ponemos los huevos pintados o de chocolate  como decoración y ya tenemos nuestras monas de Pascua listas para comer. ¿A que han quedado “monísimas”?
Monas de Pascua
Para comerlas, las podemos untar con mantequilla, mermelada, un poco de queso… Acompañadas de un chocolate caliente, tenemos un estupendo desayuno o merienda para los días de Pascua, o para cualquier ocasión. ¿Os animáis?
Monas de Pascua nido
Receta e imágenes: Pequerecetas

martes, 12 de abril de 2011

Familia numerosa

Hoy acabo de descubrir un nuevo blog http://educandoacuatro.blogspot.com/. Como su propio nombre indica lo escribe una chica que tiene nada más y nada menos que 4 hijos. Releyendo sus vivencias cotidianas vuelve a mi una conocida sensación en forma de deseo... cómo me gustaría!  Siempre me pasa cuando veo familias numerosas... y siempre me hago la misma pregunta: ¿sería yo capaz?
Depende de la hora del día en que la formule las respuestas varían. Ahora mismo con la luz de la mañana, con el principio de un nuevo día y el cuerpo más o menos descansado, siento que podría con todo.
Me imagino rodeada de niños y sobre todo a los niños rodeados de hermanos, pienso en lo feliz que he sido yo en el seno de un familia numerosa, me doy cuenta de la forma en la que estamos disfrutando de nuestras nenas, en la felicidad que nos regalan día tras día, creo firmemente que los pequeños problemas que pudieran surgir serían "solucionables", y me dejo llevar por la ilusión.
Por la noche, el cansancio acumulado, la falta de tiempo para lo imprescindible y para "lo prescindible", los pequeños baches cotidianos....hacen que lo vea todo un poquito más negro. Hay personas que valen para eso... mi madre (desde que soy madre) se ha convertido en mi heroina. Pero yo no sé si sería capaz...con la cansada que acabo y sólo con dos... Pero bueno, la pequeñita es muy pequeñita todavía, tal vez dentro de unos años... quién sabe? a lo mejor el corazón le gana la batalla a la razón.