viernes, 6 de enero de 2012

...regalos




El esperado día de Reyes esta llegando a su fin. Después de un dia de muchas emociones solo queda sentarse a descansar, aunque a algunas personitas de la casa les cuesta resistirse. Os dejo con una reflexión acerca de la esencia de este día, de sus orígenes. Nos va bien recordarlo de vez en cuando...




La Navidad es época de regalos. Siempre lo ha sido. Pero nos sentimos incómodas al ver hasta qué punto predomina el aspecto comercial de la fiesta. Les decimos a nuestros hijos que recuerden cuál es la verdadera razon de ser de las Navidades, aunque a nosotras mismas nos cueste recordarla cuando nos vemos atrapadas en el caos y la conmoción de las fiestas.

Reflexionemos hoy sobre el papel real de los regalos en la historia de la Navidad. Aquéllos fueron unos regalos envueltos en milagros y probablemente por eso no los encontramos en las tiendas ni el los catálogos de venta por correo. El primer regalo fuel del Espíritu: amor incondicional. El siguiente regalo lo hizo una adolescente judía qie se llamaba Miriam y a quien su familia y sus amigos llamaban María. Su regalo de Navidad fue la abnegación, la renuncia total al ego y la voluntad necesaria para traer el cielo a la tierra. Los regalos de su prometido, José, fueron la confianza y la fe. Tenía confianza en cuanto a que María no esperaba el hijo de otro hombre sino que creía que realmente había un plan divino para sacarles del apuro. El niño trajo perdón. Plenitud. Segundas oportunidades. Los regalos de los ángeles fueron noticias de consolación, alegría y paz, la garantía de que no había nada que temar y que lo apropiado era pues, alegrarse. El regalo del pastorcillo fue su generosidad: su cordero favorito como regalo para el bebé. Los regalos de la esposa del posadero fueron la compasíón y la caridad; un lugar cálido, seco y seguro para la familia sin hogar, su mejor cubrecama para abrigar a la madre y al pequeño, dar de comer a José, heno para el asno.

Tres Reyes de Oriente recorrieron un largo y penoso viaje siguiendo una estrella luminosa en busca de un rey que acababa de nacer. Los sabios habían anunciado la venida del Rey de Reyes y sus camellos transportaban tesoros con los que querían honrar su llegada. Pero cuando llegaron a Belén se encontraron al príncipe recién nacido en un establo en vez de en un palacio. Los sabios se llevaron una gran sorpresa y desenvolvieron el oro, el incienso y la mirra, pero sus verdaderos regalos fueron la maravilla, la aceptación y el valor. Ofrecieron maravilla renunciando a la lógica, la razón y el sentido común. Aceptaron lo imposible y dejaron el escepticismo en suspenso durante el tiempo suficiente para engañar al loco rey Herodes, que buscaba frenéticamente al niño que iba a cambiar el mundo. Con valor, arriesgaron su propia vida, los sabios ayudaron a la joven familia en su huida hacia Egipto en busca de refugio.

Oh, sí. La Navidad es época de regalos, Nada excepto regalos. ¡Pero qué regalos! Regalos atados con las fibras del corazón. Regalos que sorprenden y deleitan. Regalos que transforman lo mundano en milagrosos. Regalos que alimentan el alma tanto de quien los hace como de quien los recibe. Regalos perfectos. Regalos auténticos. Los regalos del Espíritu, de una adolescente asustada, de un desconcertado novio, del niño, de los ángeles, del pastorcillo, de la esposa del posadero. Los regalos de los Reyes Magos.
Amor incondicional. Abnegación. Confianza. Fe. Perdón. Plenitud. Segundas oportunidades. Confortación. Alegría. Paz. Garantías. Generosidad. Compasión. Caridad. Maravilla. Aceptación. Valor.
Hacer tales regalos. Abrir verdaderamente nuestro corazón para recibir tales regalos con agradecimiento.
Una Navidad no es Navidad sin regalos.

S.Ban Breathnacht

domingo, 1 de enero de 2012

...Feliz Año Nuevo!


(...) el tiempo es la generosa dádiva del Año Nuevo: trescientas sesenta y cinco luminosas mañanas y noches estrelladas; cincuenta y dos prometedoras semanas; doce meses llenos de cambios colmados de bellas posibilidades y cuatro espléndidas estaciones. Un año lleno de encanto de las cosas simples para saborear.  Sarah Ban Breathnach

domingo, 26 de junio de 2011

Se acabó...

Hoy estoy un poquito triste. Llevo unos cuantos días malita, en cama, en cuarentena y sin poder acercarme a mis seres queridos.
De hecho prácticamente hasta hoy no he podido ni levantarme de la cama. Es increible cómo las enfermedades te devuelven luz sobre tu día a día y de repente valoras las cosas que muchas veces nos hacen protestar.
Cuando tienes hijos el malestar por no poder atenderlos, cuidarlos, mimarlos se multiplica hasta el infinito.
Y a lo tonto ha pasado ya el fin de semana, sin poder disfrutar de mis pequeñinas, de sus primeros baños y de sus primeras sensaciones de vacaciones estivales. Desde mi retiro las oía hablar, chillar, reirse, lloriquear, la perecita matutina en nuestra cama, jugar con su papá... y no podía pensar en otra cosa que en estar con ellas, bañarlas, vestirlas, cuidarlas, hacerles la cenita, darles la merienda, bañarme con ellas en la piscina, dormir a la una en mis bracitos o a la otra tendida junto a ella en la cama. Esto es una pesadilla. No poder acerarme a ellas, ni tocarlas, ni besarlas, ni achucharlas..

Y lo peor es que se va a comer mi última semana de estar en casa, porque el lunes que viene me incorporo de nuevo al mundo laboral después de un largo parón para cuidar a mis nenas. Es como muy bien ha definido Tita en su blog: "El fin del idilio".
http://amorycocinacotidiana.blogspot.com/2011/06/el-fin-del-idilio.html
Y yo, que hasta ahora he hablado de ello con una entereza que hasta a mi me asombraba, tan sólo recordar esa frase ha hecho que me derrumbe.
Porque eso es lo que ha sido, un idilio, unos meses en los que me he enamorado profundamente de mi bebé y mi bebé de mi, que me han regalado momentos inolvidables, de una intimidad infinita, que me han permitido ser testigo principal de todos sus nuevos descubrimientos, todo el día pegadita a ella. Y que también me han permitido cuidar mejor a la mayor, porque aunnque ya va al cole, he podido llevarla por la mañana y recogerla por la tarde, estar con ella cuando ha estado malita... en fin todo eso impensable para la mayoría de las madres trabajadoras.
Y yo pensaba tomarme esta última semana como unas vacaciones,juntas las tres todo el día, un desayunito veraniego en la terraza, un bañito en la piscina, comidita, una siesta... y esta estúpida enfermedad me va a impedir disfrutar de estos últimos días con ellas.

Esta mañana cuando la pequeña me ha visto aparecer me ha dedicado una sonrisa que me ha roto el corazón...y no he podido evitar pensar en que ya no volveré a estar con ella cuando se despierte, no me la podré comer a besos todo el día y a toda hora, buscándole la risa fácil para que me enseñe sus dentoletes, no le podré dar el desayuno, ni la comidita, no pasaré todo el día inundada por su ternura, oliendo su particular aroma... estará bien?, le darán bastante cariño?... ay mi chiquitina!! había olvidado de lo duro que resulta.
Y yo hace un mes diciendo que por una parte tenía ganas de volver a trabajar, que enseguida te acostumbras....y ahora se me hace un mundo cerrar esta etapa tan maravillosa que acabo de vivir.
Espero que dentro de un mes pueda decir que todo pasó...

jueves, 26 de mayo de 2011

Aires de verano

Ayer por la tarde me fui a andar, cosa que me he propuesto hacer todos los días (si puedo).
Me encanta el poder que tienen los olores, las imágenes, la música de desenterrar recuerdos, de devolverte sensaciones, de permitirte durante un instante efímero cerrar los ojos y viajar a tiempos pasados.
Es sólo un momento: oyes una canción o notas un olor y automáticamente se desencadena un recuerdo concreto, y eres capaz de vivirlo no sólo mentalmente sino también físicamente.


Pues en mi paseo tuve un momento de esos. Últimas horas de un precioso atardecer. En el ambiente se empiezan a percibir las primeras señales del verano...no sabría expresar exactamente qué es, pero lo siento. La temperatura cálida, el olor a jazmín, a pino y a hierba mojada, la brisa, la luz de la montañas, las ventanas abiertas, el vuelo alegre pájaros...

Una canción: Memorias de África...y de repente me sentí como si por un momento estuviera de nuevo allí, en la terraza de mi habitación, estudiando, absorta en el silencio de la tarde, disfrutando de la calidez de los últimos rayos del sol y de la quietud del final del día, oliendo a jazmín y a pino, viendo pasar los pájaros delante de mi, dejando volar mi imaginación y alimentando una ilusión...

El principio de verano tendrá para mi siempre banda sonora.
Nuestros principios también...

miércoles, 4 de mayo de 2011

Días de Pascua... del tiempo que pasamos juntos

Si hay algo que necesitan nuestros hijos, especialmente cuando son pequeñitos, es estar con sus papás.
Para ellos somos lo más importante y deberíamos dejarnos llevar por esa necesidad que tienen de nosotros... con el tiempo no creo que desaparezca pero desde luego cambia y evoluciona en otros tipos de necesidad.

Todo esto me ronda a raiz de los días que hemos pasado en la montaña. Hay veces que cuando estamos de vacaciones nos creemos en la obligación de llenar todos sus días de actividades organizadas, cada día una cosa, que no se quede nada por hacer!!

Y día tras día me doy cuenta de que ellos son felices con las cosas más "tontas" y que sobre todo disfrutan haciendo lo que sea...pero con nosotros.

A nosotros nos gusta mucho la montaña pero de momento hasta que sean un poco más mayores nos vemos un poco limitados. Sin embargo, la nena mayor, que hasta ahora iba en mochila, ha podido disfrutar de las maravillosas sensaciones que nos brinda la naturaleza... y gratis.

El primer día, a pesar de que el tiempo estaba bastante inestable y no paraba de llover, nos fuimos a hacer nuestra primera excursión con la nena mayor.
Con botas, chubasquero y paraguas emprendimos nuestro camino hacia un objetivo muy apetecible para ella: un parque de un pueblecito cercano al que llegamos en poco más de una hora y sin oir ni una sola protesta.

Por el camino nos encontramos con un grupo de caballos, bebimos en un abrevadero agua helada de las montañas, estuvimos estudiando el comportamiento de unas gallinas en su gallinero, descubrimos "un campanario misterioso", reconocimos entre otras flores el "botón de oro" (que casualmente había estudiado la semana anterior en el cole), encontramos el puente por el que cruzar un río y con gran emoción, entre risas, cantos y confidencias llegamos al fin al "Gran parque de las montañas" (compuesto por 3 columpios antiguos).

Ya de regreso, con la promesa de un plato de sopa bien calentito, cogimos un ramo de flores de mil formas y colores para la abuelita.
Llegó mojada y llena de barro, con las mejillas frías y sonrosadas... feliz.

Otro día nos fuimos a hacer otra excursión. Mi madre y yo fuimos por una pista con la pequeña y la mayor se fue con papá y el abuelito por otra senda entre árboles, cruzando riachuelos y escalando pedruscos, hasta encontrar "la gran cascada".

Al ritmo de "montañera, montañera" fue la primera durante todo el trayecto y, no contenta con eso, cuando llegaron a la cascada se empeñó en ir a tocar la nieve, vamos una subidita campo a través de casi un cuarto de hora. A la bajada su abuelito le encontró un palo para andar y allá iba ella toda contenta con su palo. Cogió más flores, nos las puso en el pelo, jugó con las piedras, se salió del camino y cuando llegamos al coche se comió una manzana a mordiscos!

En nuestra excusión de despedida del valle, estuvimos andando por un bosque precioso en el que habitan las hadas y los gnomos. Shhh! no vimos ninguno pero notábamos que estaban allí mirándonos...

Sin embargo si que encontramos una casita de pajaritos colgada de un árbol, aprendimos cómo se quedan los troncos cuando les cae un rayo encima, identificamos la flor de las fresas silvestres y la abuelita nos prometió que cuando salga el fruto en verano haremos mermelada.
También observamos durante "diez minutos" el movimiento de una babosa, aprendimos que las ortigas pican, que las hormigas son muy trabajadoras y lo bien que sientan unos frutos secos y un poquito de queso después del esfuerzo.

Vaaaaale, también hemos tenido una excursión organizada, porque se moría de la ilusión de subirse a un caballo. Y la verdad es que fue genial, toda la hora riéndose de la emoción que tenía, abrazada como una loca a su caballito y riéndose del caballo de papá porque era un "lentorro".

Y, por supuesto, ha disfrutado de tardes caseras dibujando, haciendo puzzles, sacándole carcajadas a su hermana, buscando huevos de Pascua y jugando con todos "La gran partida" a un juego al que ha aprendido a jugar en estos días.

Ha vuelto feliz...

No sé si recordara algo concreto cuando sea mayor, pero de lo que si que estoy segura es de que la cantidad de sensaciones de familia que ha vivido estos días formarán parte de su personalidad en un futuro, como forman hoy parte de la mía.

miércoles, 27 de abril de 2011

Desconexión....

Es la palabra que invadió mi mente el día que llegamos.

Nos costó salir, vaya si nos costó. Todo un día dedicado a la preparación de maletas: ropa para el frío, para el calor, para ir por casa, para la montaña, para salir a dar un paseo, medicamentos, juguetes para la una, jueguetes para la otra, cámaras varias, cargadores varios, biberones, el carro, el parque, la cuna....en fin como si nos fuéramos para toda una vida...pero así son los equipajes cuando hay niños de por medio. Salimos bien tempranito y el viaje, aunque pesado, fue bastante mejor de lo que esperábamos.

Al llegar nos esperaban mis padres con la comidita preparada y, por lo que he visto en estos días que llevamos aquí, dispuestos a regalarnos unas señoras vacaciones. Yo...lo necesitaba. Ha sido un mes bastante duro, con las exigencias de la vida real apretujándonos por todos los lados. Las nenas malitas continuamente, menos mal que en orden riguroso, con el consiguiente encierro en casa, urgencias varias, noches sin dormir y días de desficio. En los últimos días notaba que necesitaba respirar. Y soñaba con pasar unos días en este refugio de paz.

Cuando acabamos de comer, los abuelos nos dieron su segundo presente, una siesta reparadora donde las haya. Cuando me desperté casi no recordaba ni quién era...

Y tras esto...otro más: un paseo en pareja, los dos solos, cogidos de la mano, hablando de nuestras cosas, respirando el aire puro y fresco de las montañas.


El valle ya no puede estar más bonito. Los restos del invierno conviven en total armonía con la primavera que florece en todo su esplendor; cumbres nevadas, praderas de verdes rabioso y árboles en flor. Un cuadro que te mueve el alma con su espectacular belleza.

Es el tradicional primer paseo al bosque que inaugura una deliciosa semana de familia, naturaleza y descanso. Volveremos con las pilas recargadas!

jueves, 14 de abril de 2011

Tradiciones....

Soy una acérrima defensora de las tradiciones. Me encantan y las necesito. Marcan momentos importantes del año, momentos cotidianos especiales, el paso de las estaciones...

Hay un libro al que quiero mucho y que releo desde hace años (es una pena que ya no se pueda comprar) que se llama "El encanto de la vida simple". Os dejo un fragmento que me gusta mucho:
Uno de los aspectos más importantes de las tradiciones familiares, de los rituales que las familias continúan celebrando año tras año, es que las tradiciones tienen símbolos y las familias necesitan símbolos. Sacas la antigua cristalería, cantas las viejas canciones, rezas la misma plegaria, vas vestido de cierta forma, pones la mesa de cierta manera. Éstos son los momentos incoscientes del ritual familiar que se convierten en redes de seguridad emocional a las que recurres en los momentos difíciles. (...) Las tradiciones son los postes indicadores clavados profundamente en nuestra mente subconsciente. Las más profundas son las que ni siquiera podemos describir, aquellas de las que ni si quiera somos conscientes.
Provengo de una familia rica en tradiciones y por propia experiencia puedo decir que tienen mucho potencial para crear recuerdos felices para nuestros hijos. Con los niños aún se vive todo más intensamente, así que en esta casa no nos saltamos ni una y si podemos creamos alguna nueva.

Estamos a puntito de celebrar la Pascua.
En mi casa celebramos el Domingo de Resurrección. Nos reunimos toda la familia (tíos, primos, abuelos...), casi 30 personas y asamos chuletas de cordero y embutido con alioli. Después se sacan los panquemados y las monas de chocolate (los padrinos regalan una mona a sus ahijados).
También hacemos una "merienda pascuera", que algunos años es en el monte, consistente en longanizas de pascua, huevos duros (se pelan cascándolos por sorpresa en la frente de alguien, a los niños les encanta!), más panquemados, tortas de nueces y pasas, y más chocolate. (Genial para los q quieren perder algún kilito de cara al verano).

Este año además, aprovechando lo que le entusiasma a mi nena mayor "ayudarme" en la cocina, quiero probar a hacer con ella una Mona de Pascua.
Os dejo la receta: (de Pequerecetas)

Ingredientes para las monas de pascua

  • 500 gr. de harina
  • 1 sobre de levadura seca (25 gr.)
  • 1/4 litro de leche templada
  • 100 gr. de mantequilla fundida
  • 80 gr. de azúcar
  • 1 huevo
  • 1 pizca de sal
  • Para “pintar” la masa
  • 1 yema de huevo
  • 1 cucharada de leche
  • Para la decoración
  • Anisetes de colores, bolitas de chocolate, pasas, cerezas para decorar, almendras laminadas…
  • Huevos cocidos pintados con colorante alimentario o huevos de chocolate

Cómo preparar monas de pascua

Ponemos la harina en un bol. Añadimos la levadura seca y lo mezclamos todo bien con un tenedor. Añadimos el resto de ingredientes: la mantequilla (previamente la hemos derretido en el microondas), la leche, el azúcar, el huevo y una pizca de sal. Lo batimos todo bien con la batidora y le damos forma redonda a la masa con las manos, quedándonos una masa como en la imágen.
Masa de la Mona de Pascua
Cubrimos el bol con un paño y  lo ponemos en el horno durante unos 20-30 minutos a una temperatura máxima de 50 grados, dejando la puerta del horno entreabierta con una cuchara de madera, hasta que veamos que la masa haya levado, es decir, que haya aumentado su volumen visiblemente. También la podemos calentar en el microondas cubriéndo el bol con un paño húmedo a 80-90 watios durante unos 8 minutos.
Mientras la masa crece, cubrimos una bandeja de horno con papel vegetal. Una vez la masa ha levado, la dividimos en 4 o 5 partes dependiendo de la cantidad de “monas” que queráis hacer y el tamaño. Aquí tenemos que dejar volar nuestra imaginación para darle forma a la masa con las figuras que queramos. En nuestro caso con la masa hemos preparado 4 figuras distintas: un conejo, una tortuga, un nido y una trenza, pero podéis hacer las que se os ocurra, decorando con bolitas de colores, huevos cocidos pintados, almendras fileteadas, azúcar… ¡Es el momento de la imaginación! Podéis dejar que vuestros hijos os ayuden y os lo pasaréis en grande.
Masas Mona de Pascua
Las ponemos otros 10 minutos al horno a máximo 50 grados, para que siga creciendo la masa. Una vez tenemos nuestras figuras listas, mezclamos una yema de huevo con una cucharada de leche y pintamos las monas con esta mezcla, para que se doren en el horno. Añadimos la decoración que se nos ocurra para acabar nuestras figuras, por ejemplo, nosotros usamos pasas para los ojos, una cereza para la nariz, bolitas de colores, bolitas de chocolate y almendras laminadas para decorar.
Monas de Pascua o Panquemao
Con nuestras figuras ya listas y decoradas, las ponemos en el horno precalentado a 200º durante unos 25-30 minutos, hasta que veamos que están listas y que ha cogido un color adecuado.
Las sacamos del horno, las dejamos enfriar, le ponemos los huevos pintados o de chocolate  como decoración y ya tenemos nuestras monas de Pascua listas para comer. ¿A que han quedado “monísimas”?
Monas de Pascua
Para comerlas, las podemos untar con mantequilla, mermelada, un poco de queso… Acompañadas de un chocolate caliente, tenemos un estupendo desayuno o merienda para los días de Pascua, o para cualquier ocasión. ¿Os animáis?
Monas de Pascua nido
Receta e imágenes: Pequerecetas

martes, 12 de abril de 2011

Familia numerosa

Hoy acabo de descubrir un nuevo blog http://educandoacuatro.blogspot.com/. Como su propio nombre indica lo escribe una chica que tiene nada más y nada menos que 4 hijos. Releyendo sus vivencias cotidianas vuelve a mi una conocida sensación en forma de deseo... cómo me gustaría!  Siempre me pasa cuando veo familias numerosas... y siempre me hago la misma pregunta: ¿sería yo capaz?
Depende de la hora del día en que la formule las respuestas varían. Ahora mismo con la luz de la mañana, con el principio de un nuevo día y el cuerpo más o menos descansado, siento que podría con todo.
Me imagino rodeada de niños y sobre todo a los niños rodeados de hermanos, pienso en lo feliz que he sido yo en el seno de un familia numerosa, me doy cuenta de la forma en la que estamos disfrutando de nuestras nenas, en la felicidad que nos regalan día tras día, creo firmemente que los pequeños problemas que pudieran surgir serían "solucionables", y me dejo llevar por la ilusión.
Por la noche, el cansancio acumulado, la falta de tiempo para lo imprescindible y para "lo prescindible", los pequeños baches cotidianos....hacen que lo vea todo un poquito más negro. Hay personas que valen para eso... mi madre (desde que soy madre) se ha convertido en mi heroina. Pero yo no sé si sería capaz...con la cansada que acabo y sólo con dos... Pero bueno, la pequeñita es muy pequeñita todavía, tal vez dentro de unos años... quién sabe? a lo mejor el corazón le gana la batalla a la razón.

lunes, 28 de marzo de 2011

Organización...Fase 1: La compra y el menú.

Parece que al fin ha llegado la primavera. Aunque miro por la ventana y todavía no me lo acabo de creer. El cielo está amenazante, hace viento y frío.
Me gustan todas las estaciones del año. Cada una tiene su riqueza, su belleza y sus alicientes. Y parece que cuando llevas un tiempo disfrutando de una ya te va apeteciendo que llegue la otra. En mi caso creo que nunca había ansiado tanto la llegada de la primavera...el invierno se me ha hecho eterno. Tengo ganas de oler y sentir el buen tiempo, de colgar definitivamente los abrigos, de que el sol entre a raudales por mi ventana, de que el día se alargue, de dar buenos paseos al atardecer sin que la humedad te cale los huesos.

Pero en realidad no quería hablar de esto hoy, hoy quería reflexionar sobre la organización. Una palabra que me persigue y me persigue y que hasta consigue colarse en mis sueños por las noches.
Yo soy una persona organizada por dentro y desorganizada por fuera y ese desequilibrio lo llevo francamente mal. Como todavía no me he incorporado al trabajo lo que me roba el sueño ahora mismo es la organización del hogar en sus múltiples vertientes. Y no es lo mismo el orden que la organización; no hay nada peor que algo aparentemente ordenado en la superficie pero que tú sabes que es caótico por dentro.

Y como no hay nada mejor como analizar para sacar conclusiones y dejar paso al progreso, me he convertido en detective de mis rutinas en busca de todas aquellas situaciones que consiguen sacarme de quicio. Como soy consciente de que quien mucho abarca poco aprieta, iré pasito a pasito.

La compra semanal
Descricpción de la situación:  Voy urgentemente al supermercado porque se me han acabado los pañales de la nena. Cuando cojo los pañales me acuerdo de dos o tres cosas más que me faltan. Al pasar por la carnicería pienso, voy a comprar carne, así en general. Lo mismo en la frutería. Pago. Llego a casa. Conforme subo las bolsas ya me estoy acordando de más cosas que faltaban (tendré que volver mañana...). Empiezo a guardar, vaya! tengo más de 10 manzanas en el frutero, sin embargo se me han olvidado los plátanos. No me cabe nada en la nevera, aprovecho para ordenar. Cojo una gran bolsa de basura: berenjenas y otras hortalizas varias putrefactas, el caldo que hice la semana pasada (debe estar algo agrio), un pack de yogures caducados, ostras si tenía mozzarella...! dos envases de jamón york abiertos...uno de ni se sabe cuando, el arreglo de arroz al horno que no congelé y que finalmente no llegué a hacer.. Limpio y coloco. Me ha quedado como nueva y ahora está casi vacía. Me dispongo a poner una lavadora, ups no queda detergente!, definitivamente tengo que volver mañana.

Esto no es nada saludable. Me enfado conmigo misma y empiezo a fantasear con listas. Listas de la compra completas que sólo hay que actualizar, listas de menús semanales que se cumplen. Y me pregunto que problema tengo yo con las listas si me encantan. Me acuerdo de una conversación que mantuve con mi madre hace años en los que yo le cantaba las bondades de los menús semanales: "serían tu salvación!" Ella me decía que más o menos los tenía en la cabeza, que su compra semanal era siempre la misma aprox y que ella tenía que ir pensando las comidas sobre la marcha porque con tanta gente en casa cada día era un mundo. Y aquí estoy yo ahora, deseando con todas mis fuerzas ser capaz de hacer un simple menú semanal que me permita dejar de pensar en "qué haré hoy" y optimice mis compras.

Solución:
Ayer domingo me puse manos a la obra. Primero hice una lista de todos los productos que habitualmente utilizamos, lo más extensa posible, organizada por tipos de producto: Lácteos, Bebidas, Carnes, Frutas y Verduras, Limpieza...Lo pasé a excel y así cada semana podré hacer una lista nueva a partir de la original, que además me permita revisar si me falta algo.

A continuación hice dos listas con toda las comidas y las cenas que habitualmente hacemos en este casa.

Después me enfrasqué en la ardua tarea de realizar  UN menú semanal que compaginara mis comidas, las cenas de la nena (complementando lo que ha comido en el cole) y las nuestras (a poder ser las mismas).
En fin estuve casi media hora pero al final conseguí rellenar todas las celdas, mejor o peor ya tenía mi menú
semanal. Además encontré un plantilla monísima en http://www.pequerecetas.com/. que todavía me ha motivado más.

plantilla menu semanal infantil


Una vez listo el menú semanal adapté una lista para la compra de hoy con todo lo necesario para lo que había planificado.

Ay! que bien me sentí cuando acabé y contemplé mi obra!

Esta mañanita me he ido muy contenta con la nena a comprar. No me he salido de la lista en NADA.

Y ya he hecho la primera comida del menú! Soy toda una campeona.  A ver como va la semana, si consigo cumplirlo más o menos y lo que es más importante, el domingo que viene repetir la operación.

Por lo menos he dado un paso para organizar una faceta de mi vida. Continuará...